La Iglesia Católica festeja su fiesta el 16 de abril, día de su
fallecimiento. En Francia se la festeja el 18 de febrero.
Era la mayor de varios hermanos. Sus padres vivían en un sótano húmedo y miserable, y el papá tenía por oficio botar la basura del hospital. La niña tuvo siempre muy débil salud a causa de la falta de alimentación suficiente, y del estado lamentablemente pobre de la habitación donde moraba. En los primeros años sufrió la enfermedad de cólera que la dejó sumamente debilitada. A causa también del clima terriblemente frío en invierno, en aquella región, Bernardita adquirió desde los diez años la enfermedad del asma, que al comprimir los bronquios produce continuos ahogos y falta de respiración.
Esta enfermedad la acompañará y la atormentará toda su vida. Al final de su existencia sufrirá también de tuberculosis. En ella se cumplieron aquellas palabras de Jesús: "Mi Padre, el árbol que más quiere, más lo poda (con sufrimientos) para que produzca más frutos" (Jn. 15).
En Bernardita se cumplió aquello que dijo San Pablo: "Dios escoge a lo que no vale a los ojos del mundo, para confundir las vanidades del mundo". Bernardita a los 14 años no sabía leer ni escribir ni había hecho la Primera Comunión porque no había logrado aprenderse el catecismo. Pero tenía unas grandes cualidades: rezaba mucho a la Virgen y jamás decía una mentira. Un día ve unas ovejas con una mancha verde sobre la lana y pregunta al papá: ¿Por qué tienen esa mancha verde? El papá queriendo chancearse, le responde: "Es que se indigestaron por comer demasiado pasto". La muchachita se pone a llorar y exclama: "Pobres ovejas, se van a reventar". Y entonces el señor Soubirous le dice que era una mentirilla. Una compañera le dice: "Es necesario ser muy tonta para creer que eso que le dijo su padre era verdad". Y Bernardita le responde: ¡Es que como yo jamás he dicho una mentira, me imaginé que los demás tampoco las decían nunca!
Desde el 11 de febrero de 1859 hasta el 16 de julio del mismo año, la Sma. Virgen se le aparece 18 veces a Bernardita. Las apariciones las podemos leer en detalle en el día 11 de febrero. Nuestra Señora le dijo: "No te voy a hacer feliz en esta vida, pero sí en la otra". Y así sucedió . La vida de la jovencita, después de las apariciones estuvo llena de enfermedades, penalidades y humillaciones, pero con todo esto fue adquiriendo un grado de santidad tan grande que se ganó enorme premio para el cielo.
Las gentes le llevaban dinero, después de que supieron que la Virgen Santísima se le había aparecido, pero ella jamás quiso recibir nada. Nuestra Señora le había contado tres secretos, que ella jamás quiso contar a nadie. Probablemente uno de estos secretos era que no debería recibir dineros ni regalos de nadie y el otro, que no hiciera nunca nada que atrajera hacia ella las miradas. Por eso se conservó siempre muy pobre y apartada de toda exhibición. Ella no era hermosa, pero después de las apariciones, sus ojos tenían un brillo que admiraba a todos.
Le costaba mucho salir a recibir visitas porque todos le preguntaban siempre lo mismo y hasta algunos declaraban que no creían en lo que ella había visto. Cuando la mamá la llamaba a atender alguna visita, ella se estremecía y a veces se echaba a llorar. "Vaya ", le decía la señora, ¡tenga valor! Y la jovencita se secaba las lágrimas y salía a atender a los visitantes demostrando alegría y mucha paciencia, como si aquello no le costara ningún sacrificio.
Para burlarse de ella porque la Virgen le había dicho que masticara unas hierbas amargas, como sacrificio, el sr. alcalde le dijo: ¿Es que la confundieron con una ternera? Y la niña le respondió: ¿Señor alcalde, a usted si le sirven lechugas en el almuerzo? "Claro que sí" ¿Y es que lo confunden con un ternero? Todos rieron y se dieron cuenta de que era humilde pero no era tonta.
Bernardita pidió ser admitida en la Comunidad de Hijas de la Caridad de Nevers. Demoraron en admitirla porque su salud era muy débil. Pero al fin la admitieron. A los 4 meses de estar en la comunidad estuvo a punto de morir por un ataque de asma, y le recibieron sus votos religiosos, pero enseguida curó.
En la comunidad hizo de enfermera y de sacristana, y después por nueve años estuvo sufriendo una muy dolorosa enfermedad. Cuando le llegaban los más terribles ataques exclamaba: "Lo que le pido a Nuestro Señor no es que me conceda la salud, sino que me conceda valor y fortaleza para soportar con paciencia mi enfermedad. Para cumplir lo que recomendó la Sma. Virgen, ofrezco mis sufrimientos como penitencia por la conversión de los pecadores".
Uno de los medios que Dios tiene para que las personas santas lleguen a un altísimo grado de perfección, consiste en permitir que les llegue la incomprensión, y muchas veces de parte de personas que están en altos puestos y que al hacerles la persecución piensan que con esto están haciendo una obra buena.
Bernardita tuvo por superiora durante los primeros años de religiosa a una mujer que le tenía una antipatía total y casi todo lo que ella hacía lo juzgaba negativamente. Así, por ejemplo, a causa de un fuerte y continuo dolor que la joven sufría en una rodilla, tenía que cojear un poco. Pues bien, la superiora decía que Bernardita cojeaba para que la gente al ver las religiosas pudiera distinguir desde lejos cuál era la que había visto a la Virgen. Y así en un sinnúmero de detalles desagradables la hacía sufrir. Y ella jamás se quejaba ni se disgustaba por todo esto. Recordaba muy bien la noticia que le había dado la Madre de Dios: "No te haré feliz en esta vida, pero sí en la otra".
Duró quince años de religiosa. Los primeros 6 años estuvo trabajando, pero fue tratada con mucha indiferencia por las superioras. Después los otros 9 años padeció noche y día de dos terribles enfermedades: el asma y la tuberculosis. Cuando llegaba el invierno, con un frío de varios grados bajo cero, se ahogaba continuamente y su vida era un continuo sufrir.
Deseaba mucho volver a Lourdes, pero desde el día en que fue a visitar la Gruta por última vez para irse de religiosa, jamás volvió por allí. Ella repetía: "Ah quién pudiera ir hasta allá, sin ser vista. Cuando se ha visto una vez a la Sma. Virgen, se estaría dispuesto a cualquier sacrificio con tal de volverla a ver. Tan bella es".
Al llegar a la Comunidad reunieron a las religiosas y le pidieron que les contara cómo habían sido las apariciones de la Virgen. Luego le prohibieron volver a hablar de esto, y en los 15 años de religiosa ya no se le permitió tratar este tema. Son sacrificios que a los santos les preparan altísimo puesto en el cielo.
Cuando ya le faltaba poco para morir, llegó un obispo a visitarla y le dijo que iba camino de Roma, que le escribiera una carta al Santo Padre para que le enviara una bendición, y que él la llevaría personalmente. Bernardita, con mano temblorosa, escribe: "Santo Padre, qué atrevimiento, que yo una pobre hermanita le escriba al Sumo Pontífice. Pero el Sr. Obispo me ha mandado que lo haga. Le pido una bendición especial para esta pobre enferma". A vuelta del viaje el Sr. Obispo le trajo una bendición especialísima del Papa y un crucifijo de plata que le enviaba de regalo el Santo Padre.
El 16 de abril de 1879, exclamó emocionada: "Yo vi la Virgen. Sí, la vi, la vi ¡Que hermosa era!" Y después de unos momentos de silencio exclamó emocionada: "Ruega Señora por esta pobre pecadora", y apretando el crucifijo sobre su corazón se quedó muerta. Tenía apenas 35 años.
A los funerales de Bernardita asistió una muchedumbre inmensa. Y ella empezó a conseguir milagros de Dios en favor de los que le pedían su ayuda. Y el 8 de diciembre de 1933, el Santo Padre Pío Once la declaró santa.
(Fuente: ewtn.com)
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UNA NOVENA SANTA BERNARDITA
ORACIÓN
¡Oh bienaventurada Bernardita! Acuérdate que la Virgen te dijo en la Gruta: "Ruega por los pecadores", para que se conviertan y hagan penitencia. Ruega por mí, pecador, para que Dios perdone mis pecados. Ruega por mí a María Inmaculada, pues confío en que te concederá cuanto la pidas, porque fuiste su confidente en la Gruta de Lourdes. Así como Ella te prometió "hacerte feliz en el otro mundo", te concederá que hagas felices a los que devotamente acudan a ti. A ti, pues, acudo humildemente, suplicándote no me dejes ni me abandones hasta verme contigo en el cielo. Amén.
NOVENA BREVE
Bienaventurada Santa Bernardita, elegida por Dios todopoderoso como cauce de sus gracias y bendiciones.
Por medio de tu humilde obediencia a las deseos de nuestra Santa Madre María ganaste para nosotros el agua milagrosa de la curación espiritual y física.
Escucha, te imploramos, nuestras oraciones de súplica para que seamos sanados de nuestras imperfecciones espirituales y físicas.
Deposita nuestras peticiones en las manos de nuestra Santa Madre María, para que ella pueda depositarla a los pies de de su amado Hijo, nuestro Señor y Salvador Jesucristo y así pueda El vernos con clemencia y compasión.
Te pido intercedas por/para… (Haga aquí la petición).
Ayúdanos, oh bienaventurada santa Bernardita, a seguir tú ejemplo, de manera que indiferentes a nuestro propio dolor y sufrimiento, seamos siempre conscientes de las necesidades de los demás, especialmente de aquellos cuyos sufrimientos son mayores que los nuestros.
Así como confiamos en la misericordia de Dios, recuérdanos ofrecer nuestro dolor y sufrimiento por la conversión de los pecadores y en reparación de los pecados y blasfemias de la humanidad.
Ruega Santa Bernardita, para que a imitación tuya, podamos ser siempre obedientes a la voluntad de nuestro Padre Celestial y mediante nuestras oraciones y humildad, podamos traer consuelo a los Sagrados Corazones de Jesús y María, tan gravemente heridos por nuestros pecados.
Santa Bernardita de Lourdes, ruega por nosotros. Amén.
Rezar 10 avemarías.
Oración: Acordaos, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a vuestra protección, implorando vuestra asistencia, reclamando vuestro socorro, haya sido abandonado de Vos. Animado por esta confianza a Vos también acudo, oh, Madre, Virgen de las Vírgenes, y, aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados, me atrevo a comparecer ante vuestra presencia soberana. Oh Madre de Dios, no despreciéis mis súplicas, antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente. Amén.
Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a ti (repetir tres veces).
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UNA NOVENA A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES
(Cada día, luego de la señal de la cruz, iniciar con la siguiente oración)
Oración inicial
Señor mío Jesucristo, Dios y hombre verdadero, creador y redentor mío, por ser Vos quien sois, y porque os amo sobre todas las cosas, a mí me pesa de todo corazón haberos ofendido, y propongo firmemente nunca más pecar, confesarme, cumplir la penitencia que me fuere impuesta y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos. Os ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de todos mis pecados; y confío en vuestra bondad y misericordia infinita me los perdonaréis por los méritos de vuestra preciosísima sangre, pasión y muerte, y me daréis gracia para enmendarme y para perseverar en vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.
(Luego hacer la oración correspondiente al día de la novena)
Oración de cada día
Día 1: Reina Inmaculada que, apareciendo personalmente cual majestuosa Señora en la gruta de Lourdes, honrasteis con vuestra benigna mirada y con la comunicación de vuestros secretos a la pobre y enfermiza Bernardita, tanto menos estimada de los hombres por la falta de toda cultura, cuanto más acepta a Vos por el candor de su inocencia y el fervor de su devoción; obtened para nosotros la gracia de que, poniendo siempre nuestra gloria en hacernos gratos al Señor con una vida enteramente conforme a nuestros deberes, nos hagamos al mismo tiempo merecedores siempre de vuestras especiales bendiciones. Amén
Día 2: ¡Oh Virgen de Lourdes, escogida por Dios para ser Madre de Jesús, Tesorera de las divinas gracias, refugio y abogada de los pecadores! Postrado humildemente a vuestros pies os suplico seáis mi guía y salud en este valle de lágrimas, porque nada puedo ni debo hacer sin Vos. Alcanzadme de vuestro divino hijo el perdón de mis pecados, la perseverancia en el bien y la salvación de mi alma, para ser eternamente feliz y dichoso en vuestra dulce compañía en las mansiones da la gloria. Amén.
Día 3: ¡Oh Virgen de Lourdes y Madre mía, vida y esperanza de los huérfanos, áncora de los náufragos, salud de los enfermos y consuelo de los que agonizan y mueren! ¡Oh Madre mía! Después de Dios, Tú eres y serás. mi única esperanza en las tentaciones y peligros, en la vida y en la hora de mi muerte. No me dejes, ¡oh María! Amén.
Día 4: ¡Oh Virgen purísima de Lourdes, vida de mi alma, alivio de mis penas, suavidad y dulzura de mis aflicciones! A las puertas de vuestro corazón, ¡oh Madre mía!, llama este pecador enfermo, cuyo dolor, en este momento, es tan grande como sus pecados; compadeceos de él, no le desechéis, miradle con ojos de compasión. Sanadle, como Jesús a los leprosos. Curadme para que alabe a Dios eternamente. Amén.
Día 5: ¡Oh Virgen de Lourdes y Reina de los ángeles, en cuyos ojos centellea la fe que abrasa vuestro espíritu! Enseñadme a creer; pero a creer obrando, porque la fe sin obras es muerta; y llenos de creyentes, que no obraron conforme a sus creencias, están los calabozos del infierno. Ayudadme a creer la palabra divina y a obrar como Dios y la Iglesia me mandan creer y obrar; pues la fe es luz y antorcha que ilumina mi alma y la conduce por la senda de la eterna bienaventuranza. Amén.
Día 6: ¡Oh Virgen de Lourdes y Virgen de las vírgenes, azucena candidísima, tórtola inmaculada, paloma sin hiel! Vos, que fuisteis concebida sin pecado; Vos, que tanto amáis la castidad y tanto queréis a vuestros hijos, tened compasión de mí y libradme de esta ponzoñosa concupiscencia que me sumerge en un mar de pecados. Alcanzadme de vuestro Hijo la gracia de la castidad para vivir en la tierra como los ángeles del cielo. Amén.
Día 7: ¡Oh Virgen de Lourdes y soberana Emperatriz de los cielos, que, por amor a la pobreza, os sujetasteis a todas las privaciones y escaseces de los pobres de espíritu!, enseñadme a despreciar las demasías y regalos, e inspiradme amor y compasión a los pobres para conseguir con la limosna el reino de los cielos. Amén.
Día 8: ¡Oh Virgen de Lourdes, ejemplar sublime de obediencia, que hacíéndoos esclava del Señor y humillándoos hasta vivir sin propia voluntad, merecisteis os llamasen bendita todas las generaciones! Enseñadme y ayudadme, como a la niña Bernardita, a ser obediente hasta la muerte, porque la obediencia es mejor que los sacrificios, y el que sigue obedeciendo a Dios conseguirá llegar hasta el cielo. Amén.
Día 9: ¡Oh Virgen de Lourdes, Reina de los mártires y consuelo de los afligidos! Por la heroica paciencia que resplandeció en todos los actos de vuestra vida mortal, desde Belén al Calvario, desde la Profecía de Simeón hasta que os arrancaron de los brazos el cadáver ensangrentado de vuestro divino Hijo, tened misericordia de mí y ayudadme a sobrellevar con cristiana resignación el peso de las cruces que el Señor tenga a bien enviarme, para labrar mi eterna felicidad en la gloria y vivir en vuestra dulce compañía por todos los siglos. Amén.
(Luego de la oración de cada día agregar Tres Ave María y un Gloria pidiendo por la intención personal de la novena. Y al final agregar la siguiente oración)
Oración Final
Bajo vuestro amparo nos acogemos, santa Madre de Dios; no despreciáis nuestras súplicas en las necesidades, sino libradnos de todos los peligros, ¡oh siempre Virgen gloriosa y bendita!
V. Ruega por nosotros, ¡oh Virgen de Lourdes!
R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de las promesas de Jesucristo.
¡Oh Dios eterno y compasivo! Concédenos la gracia de vivir santa y cristianamente, venerando a la Virgen Santísima de Lourdes, para que seamos dignos de su intercesión en la vida y en la hora de la muerte Por Cristo Nuestro Señor. Amén.
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ORACIONES A BERNARDITA
¡Oh
bienaventurada Bernardita! Acuérdate que la Virgen te dijo en la Gruta:
"Ruega por los pecadores", para que se conviertan y hagan penitencia.
Ruega por mí, pecador, para que Dios perdone mis pecados. Ruega por mí a María
Inmaculada, pues confío en que te concederá cuanto la pidas, porque fuiste su
confidente en la Gruta de Lourdes. Así como Ella te prometió "hacerte
feliz en el otro mundo", te concederá que hagas felices a los que
devotamente acudan a ti. A ti, pues, acudo humildemente, suplicándote no me dejes
ni me abandones hasta verme contigo en el cielo. Amén
Oremos
Concédenos,
Señor, un conocimiento profundo y un amor intenso a tu santo nombre, semejantes
a los que diste a Santa Bernardita, para que así, sirviéndote con sinceridad y
lealtad, a ejemplo suyo también nosotros te agrademos con nuestra fe y con
nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.
AMEN.
INVOCACIONES
A cada invocación se contesta: rogad por nosotros
Oh Santa Bernardita,
Imitadora de Jesús crucificado,
Amante de la vida oculta,
Abandonada a la voluntad de Dios,
Modelo admirable de humildad
Espejo de la virtud,
Víctima de amor a Jesús,
Enamorada de la Eucaristía,
Imitadora de la pobreza de Jesús,
Compasiva con los pecadores,
Lirio escogido de María,
Mensajera fidelísima de María,
Confidente privilegiada de María,
Amante enamorada de María,
Poderosa ante Jesús y María,
V. Rogad pos nosotros; oh bienaventurada Bernardita,
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.
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ORACIONES A NUESTRA SEÑORA DE LOURDES POR
LOS ENFERMOS
¡Oh amabilísima Virgen de Lourdes, Madre de Dios y Madre nuestra! Llenos de aflicción y con lágrimas fluyendo de los ojos, acudimos en las horas amargas de la enfermedad a vuestro maternal corazón, para pediros que derraméis a manos llenas el tesoro de vuestras misericordias sobre nosotros.
Indignos somos por nuestros pecados de que nos escuchéis: pero acordaos, os diré con vuestro siervo San Bernardo, que jamás se ha oído decir que ninguno de los que han acudido a Vos haya sido abandonado de Vos.¡Madre tierna! ¡Madre bondadosa! ¡Madre dulcísima! Ya que Dios obra por vuestra mano curaciones sin cuento en la Gruta prodigiosa de Lourdes, sanando tantas víctimas del dolor, guardad también una mirada de bendición para nuestro pobre enfermo… Alcanzadle de vuestro Divino Hijo Jesucristo la deseada salud, si ha de ser para mayor gloria de Dios. Pero mucho más alcanzadnos a todos el perdón de nuestros pecados, paciencia y resignación en los sufrimientos y sobre todo un amor grande y eterno a nuestro Dios prisionero por nosotros en los Sagrarios. Amén.
Virgen de Lourdes, rogad por nosotros.
Consuelo de los afligidos, rogad por nosotros.
Salud de los enfermos, rogad por nosotros.
Consuelo de los afligidos, rogad por nosotros.
Salud de los enfermos, rogad por nosotros.
Rezar tres Avemarías.
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FRASES DE BERNARDITA
"Oh
Jesús mío, prefiero morir mil muertes que ser infiel a ti!"
Un
Sacerdote le preguntó a Santa Bernardette :
- Así que Bernardette, ahora
que la Virgen te ha prometido que irás al cielo, no necesitas preocuparte del
cuidado de tu alma.
Bernardette contestó:
- Pero Padre, yo solo iré al cielo si me porto
correctamente.
- La
Virgen Santísima te dijo que serías feliz en el otro mundo, así que estas
segura de ir al cielo.
- Oh no, eso será solo si obro bien.
- Oh no, eso será solo si obro bien.
- ¿Y no
te dijo Ella que hacer para ir al cielo?
- Nosotros lo sabemos muy bien; no es necesario que yo lo diga.
- Nosotros lo sabemos muy bien; no es necesario que yo lo diga.
El
amor vence, el amor se deleita
Los que aman al Sagrado Corazón de Jesús se regocijan.
Los que aman al Sagrado Corazón de Jesús se regocijan.
Jesús,
mi Dios, Te amo sobre todas las cosas.
La gruta
era mi cielo.